domingo, 13 de septiembre de 2009

Diez al Patíbulo


Once ancianos en Cuba controlan a once millones de cubanos, a millón por anciano. Hay un dicho popular que dice así: “El hambre es lo único que mientras más se reparte, a más toca” y en Cuba ha llegado la hora de repartir cubanos, pero creo que este es el único tipo de repartición que no le conviene a los participantes del convite.

Todos estamos condenados a muerte, pero hay algunos, por ley natural, que están más cerca del patíbulo que otros, y en Cuba, gracias a la naturaleza, los que han convertido a la nación en un patíbulo ardiente, les está llegando la hora de rendir cuentas ante él. Hoy me despierto con la alentadora noticia de que ya solo quedan diez, porque uno acaba de pasar a la historia. La lista por orden de partida debe conformarse más o menos así:

1) Fidel Castro Ruz (83 años)
2) Guillermo García Fría (81)
3) Ramón Machado Ventura (78)
4) Raúl Castro Ruz (77)
5) Ramiro Valdez Mirandas (77)
6) José Ramón Balaguer (77)
7) Julio Casas Reguero (73)
8) Abelardo Colomé Ibarra (70)
9) Leopoldo Cintra (68)
10) Ulises Rosales del Toro (67)

Desgraciadamente la ley de la vida es nuestra única esperanza, y afortunadamente Raúl Castro nos la puso en bandeja de plata. Cuando las riendas de la dictadura la tenía Fidel en sus manos, el relevo generacional estaba garantizado, Fidel había colocado sabiamente en la cabeza de una nueva generación la idea de que el hombre podía morir, pero el partido y la revolución eran inmortales, ahora ya no, porque Raúl, con su comportamiento, acaba de demostrar que, el día que el hombre muera, se lleva con él a la tumba al partido y la revolución. No necesariamente tienen que partir todos al mismo tiempo, ni poco a poco como si los alcanzara una epidemia, solo con pasar a la historia el más emblemático es suficiente, porque la base fundamental de la maléfica obra está envejecida, y las raíces que soportaban el peso de la maldita idea ya está podrida y sin esperanza de relevo. Ahora solo falta tener un poco más de paciencia, porque los diez que faltan están condenados al patíbulo de la historia.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Por sus frutos los reconoceréis



Varias cosas se confirman que estaban confirmadas desde un principio. La primera es el concierto “por la paz” del cantautor colombiano Juanes a celebrarse en la plaza de la revolución de la Habana el próximo veinte de septiembre. La segunda, la confirmación de que dicho concierto es tan apolítico como célibe es el Padre Alberto, y la tercera, la ratificación de la sentencia a dos años de cárcel para Pánfilo por el delito de decir que tiene hambre. “Nadie le tira piedras a un árbol que no da frutos” en consecuencia, nos tiran piedras a los cubanos exiliados porque de nosotros lo único que el mundo ha cosechado son frutos. No es un problema de chovinismo, es la pura y clara verdad. Los países que han acogido con amor y comprensión a la diáspora cubana, en lugar de arrepentirse, han cosechado el fruto dulce de nuestro esfuerzo. Pero lo han hecho tirándonos piedras, muchas piedras. Sería interminable la confección de un listado de traiciones que como duros y enormes seborucos nos han lanzado desde todas partes del mundo, y no es un problema de autocompasión de nuestra parte, es que, no solo nos ladran sino, también nos muerden.

Para nadie es un secreto que si no fuera por el exilio cubano ya hace rato Cuba se hubiera convertido en un gran lago de sangre. Después del desmerengamiento del campo socialista, la diáspora cubana ha cargado sobre sus hombros la responsabilidad de la subsistencia de la población cubana, aun cuando la dictadura se empeña en castigar abusadoramente y sin piedad nuestro amor y bondad para con nuestros hermanos. Sin embargo, eso, hasta cierto punto es lógico, pero que supuestos hermanos nos traicionen, y hagan daño por el solo hecho de ser una comunidad exitosa, es mucho más que una necesidad de celos o sentimientos de envidia. Napoleón decía que “la envidia es la demostración más clara del complejo de inferioridad de un ser humano” pero ¿Quiénes en este caso son los que tienen ese complejo enredado en sus entrañas que no pueden vivir sin hacernos daño? El mundo entero nos ha visto cabalgar durante estos largos cincuenta años y todos, de una forma u otra, nos ha ladrado. Estados Unidos es quien encabeza sutilmente este comportamiento porque sabemos que a río revuelto, ventaja de pescadores, aun así, seguimos cabalgando.

¿Qué necesidad tiene Juanes de gastarse trescientos mil dólares de su fortuna personal para pararse en una tarima como si fuera un títere acompañado de los más emblemáticos músicos progubernamentales cubanos y cantarle a la paz? Que raro está eso. ¿No sería mejor gastarse esa plata en los niños de la calle en Colombia? Eso con toda seguridad no lo hace un artista cubano. Un artista cubano seguramente si tiene que gastar cualquier cantidad de dinero en un concierto por la paz donde lo que hace falta es libertad, lo manda para Cuba para que unos cuantos cubanos no se acuesten sin comer, aunque el precio a pagar sea engordar las arcas de la dictadura, porque ningún artista cubano exiliado tiene nada que envidiarle a nadie, en consecuencia no tiene la necesidad de tirar piedras.

Claro que Juanes, Olga Tañón, Miguel Bosé y todos los que los acompañan tienen derecho a participar en un concierto donde mejor les convenga, por la paz de ellos o la de los sepulcros, lo que no tienen derecho, moralmente hablando, es a querer hacernos creer que ese concierto es apolítico, que es solo una representación artística a favor de la paz, porque a nosotros los cubanos nos podrán acusar injustamente de todo, incluso de ser chovinistas, de lo único que no se nos puede acusar, ni injustamente es, de come mierdas. Muchas gracias.


Esta opinión no necesariamente representa la forma de pensar del PUDC. Es un comentario muy personal de:

Luís Alberto Ramírez. - Miami